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domingo, 25 de octubre de 2009

PRÓLOGO PARA LA TERCERA EDICIÓN FRANCESA DE LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO


GUY DEBORD (1992)

Traducción de José Luís Pardo publicada como prólogo a la segunda edición castellana de "La sociedad del espectáculo" (Valencia, Pre-textos, 1999, trad. José Luis Pardo).

La sociedad del espectáculo se publicó por primera vez en la editorial Buhet-Chastel de París en 1967. Los disturbios de Mayo la dieron a conocer. Desde 1971, el libro, del que no he cambiado ni una palabra, ha sido reeditado por las Editions Champ Libre que, tras el asesinato del editor en 1984, adoptaron el nombre de Gérard Lebovici. Las reimpresiones se sucedieron regularmente hasta 1971. También la presente edición es rigurosamente idéntica a la de 1967, y esta misma regla presidirá la edición de todos mis libros en la Editorial Gallimard. No soy de los que rectifican.

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Una teoría crítica como la contenida en este libro no precisa cambio alguno en tanto no desaparezcan las condiciones generales del dilatado período histórico que ella fue la primera en definir con exactitud. El desarrollo subsiguiente de este período no ha hecho más que confirmar e ilustrar la teoría del espectáculo cuya exposición, ahora reiterada, puede también considerarse como histórica en un sentido más modesto: da testimonio de la posición más extrema durante las disputas del 68 y, por tanto, de lo que ya podía atisbarse en 1968. Los más ilusos de entonces han tenido, mientras tanto, ocasión de enterarse, por los desengaños que han llenado su existencia, del significado de fórmulas como "la negación de la vida que se torna visible", "la pérdida de cualidad" ligada a la forma mercancía y la "proletarización del mundo".

Por lo demás, con el tiempo he ido acumulando algunas observaciones acerca de las novedades más importantes acaecidas en el curso ulterior de este mismo proceso. En 1979, aprovechando la ocasión que me brindaba un prefacio destinado a una nueva traducción italiana, me ocupé de las transformaciones ocurridas en la naturaleza misma de la producción industrial, así como en las técnicas de gobierno, en las cuales comenzaba a autorizarse el uso de la fuerza espectacular. En 1988, mis Comentarios sobre la sociedad del espectáculo dejaron claramente establecido que la antigua "división mundial del trabajo espectacular" entre los imperios rivales de "lo espectacular concentrado" y "lo espectacular difuso" había concluido con una fusión que dio lugar a la forma común de "lo espectacular integrado".

Esta fusión puede glosarse sumariamente rectificando la tesis 105, la cual, refiriéndose a lo ocurrido en 1967, distinguía entre esas dos formas antedichas, señalando prácticas opuestas en cada una de ellas. Al haber terminado en reconciliación el Gran Cisma del poder de clase, habría que decir que las prácticas unificadas de lo espectacular integrado han conseguido, en nuestros días, "transformar económicamente el mundo" y, al mismo tiempo, "transformar policialmente la percepción" (en una tesitura en la cual la policía en cuanto tal es algo completamente novedoso).

El mundo sólo pudo proclamarse oficialmente unificado porque previamente se había producido esta fusión en la realidad económico-política a escala mundial. Y, asimismo, si el mundo tenía necesidad de reunificarse rápidamente, ello se debía a la gravedad que representaba un poder separado en la situación universal a la que hemos llegado; el mundo necesitaba participar como un sólo bloque en la misma organización consensual del mercado mundial, espectacularmente falsificado y garantizado. Pero, finalmente, no habrá unificación.

La burocracia totalitaria, "relevo de la clase dominante de la economía de mercado", nunca confió demasiado en su porvenir. Tenía conciencia de ser "una forma subdesarrollada de clase dominante", y aspiraba a algo mejor. Hacía ya tiempo que la tesis 58 había establecido el siguiente axioma: "el espectáculo hunde sus raíces en una economía de la abundancia, y de ella proceden los frutos que tienden a dominar finalmente el mercado del espectáculo".

Esta voluntad de modernización y unificación del espectáculo es la que ha conducido a la burocracia rusa a convertirse repentinamente, en 1989, a la actual ideología de la democracia: es decir, a la libertad dictatorial del Mercado, atemperada por el reconocimiento de los Derechos del Hombre espectador. Nadie en Occidente ha hecho el menor comentario crítico acerca de la significación y las consecuencias de tan extraordinario acontecimiento mediático, lo que prueba por sí mismo el progreso de la técnica espectacular. Lo único que ha podido registrarse es la apariencia de una suerte de conmoción geológica. Se fecha el fenómeno, considerándolo suficientemente comprendido, y contentándose con retener una señal tan elemental como la caída del muro de Berlín, tan indiscutible como el resto de las señales democráticas.

Los primeros efectos de la modernización se detectaron en 1991, con la completa disolución de Rusia. Ahí vemos expuesto con más claridad que en Occidente, el desastroso resultado de la evolución general de la economía. El caos no es más que su consecuencia. En todas partes se plantea la misma terrible pregunta, que desde hace dos siglos avergüenza al mundo entero. ¿Cómo hacer trabajar a los pobres allí donde se ha desvanecido toda ilusión y ha desaparecido toda fuerza?

La tesis 111, al reconocer los primeros síntomas del crepúsculo ruso a cuya explosión final acabamos de asistir, y anticipándose a la inminente desaparición de aquello que, como diríamos hoy, se borrará de la memoria del ordenador, enunciaba este juicio estratégico, cuya exactitud será fácil de conceder: "La descomposición mundial de la alianza de la mistificación burocrática es, en última instancia, el factor más desfavorable para el desarrollo de la sociedad capitalista".

Este libro ha de leerse tomando en consideración que se escribió deliberadamente contra la sociedad espectacular. Sin exageración alguna.

30 de Junio de 1992

jueves, 10 de septiembre de 2009

Los heroes están fatigados.

Nunca se me pasó por la mente ver, si quiera un documental hecho por el mismo MEO… acabo de verlo con un amigo de años en su casa. El gusto que queda es, que es fácil criticar y pontificar cuando estas dentro de la maquinaria política, y vives de lo que criticas.

O más bien el postulado central del documental ¿Por qué están allí los antiguos camaradas? Veanlo, y si quieren comenten… en realidad, produce más pena reflexiva que otras cosas. Eso si, uno extrañaría una segunda parte con Meo, siendo entrevistado ahora… viendose a si mismo como alguien que hoy por hoy pacta con la derecha, o tiene amigos en ella. El 2002, año en que se realiza él no los tenía, hoy si… no se tenía la farándula, ni los medios de comunicación… ¿alguien lo conocía como lo conoce ahora? No. Él no era tan relevante como lo es hoy... ¿y el tono pesimista? Es algo lógico.

Me pregunto yo, que sucede con algunos que hoy postulan una cosa y mañana otra totalmente distinta… ¿sobrevivir? Quizás, ¿ser pragmáticos? Puede ser, ¿buscar el éxito individual por sobre el éxito material? Lo más probable… me deja muchas dudas, a ratos existenciales… podemos permanecer en el mismo lugar siempre, ¿Qué pasará si un tiempo próximo se nos diga al postular a un trabajo… ud tiene carnet de su partido?... nos quedamos sin comer, o nos metemos al sistema…??? Llama la atención el tipo de control sicologico que el sistema establece.

Saludos a tod@s!




la sociedad del espectáculo- film y libro



















el libro: http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/Societe.pdf


Me presento es mi primer aporte en en el blog, soy de tendencia situacionista. Comparto muchísmimas cosas que aquí los otros camaradas han posteado, así como también hay pocas cosas que no.
He decidido salir del pasotismo.
Saludos desde uruguay.

martes, 8 de septiembre de 2009

Debord- comentarios sobre la sociedad del espectáculo

Me puse a conversar con un amigo de años de Puerto Natales. Hablamos acerca de un tema obvio de los últimos días, como lo son las sucesivas represiones en contra de manifestaciones y acciones subversivas. De vuelta a casa, me recuerdo de haber leído algo de Debord que tocaba justamente en parte nuestra conversación.

Preciso que Debord, en los momentos que escribe (1988, un poco antes de la caída del muro) es un verdadero profeta de la sociedad actual. Hoy el Estado no ha desaparecido, y vemos que parece perpetuo en cierta relación y pacto con el poder económico bajo las premisas de la visión neoliberal.

Tenemos más claro el cuadro, cuando miramos que los medios de comunicación no son más que parte del poder económico, y que se benefician de la publicidad del Estado y otras empresas. E inclusive va más allá… hasta la cultura… cosa para pensar.


V

La sociedad modernizada hasta el estadio de lo espectacular integrado se caracteriza por el efecto combinado de cinco rasgos principales que son: la incesante renovación tecnológica, la fusión económico-estatal, el secreto generalizado, la falsedad sin réplica y un perpetuo presente.

El movimiento de innovación tecnológica se inició hace mucho tiempo y es constitutivo de la sociedad capitalista, a veces llamada industrial o postindustrial. Pero, desde que ha alcanzado su más reciente aceleración (al día siguiente de la Segunda Guerra Mundial) refuerza tanto mejor la autoridad espectacular puesto que, por él, todo el mundo se descubre totalmente entregado al conjunto de los especialistas, a sus cálculos y a sus juicios siempre satisfechos sobre esos cálculos. La fusion económico-estatal es la tendencia más acusada de este siglo y se ha convertido, como mínimo, en el motor del más reciente desarrollo económico. La alianza defensiva y ofensiva pactada entre el poder de la economía y el del Estado, les ha asegurado a ambos los mayores beneficios en todos los terrenos: puede decirse que cada uno de ellos posee al otro; es absurdo oponerlos o distinguir sus razones y despropósitos. Esta unión se ha mostrado también extremadamente favorable al desarrollo de la dominación espectacular, que precisamente no ha sido más que eso desde el momento de su formación. Los tres últimos rasgos son los efectos directos de esa dominación en su estadio integrado.

El secreto generalizado se mantiene tras el espectáculo como el complemento decisivo de lo que muestra y, si profundizamos en el tema, como su más importante operación.

El solo hecho de carecer en lo sucesivo de réplica, ha dado a lo falso una cualidad nueva. Es a la vez lo verdadero que ha dejado de existir casi por todas partes o, en el mejor de los casos, se ha visto reducido al estado de una hipótesis que nunca puede ser demostrada. La falsedad sin réplica ha acabado por hacer desaparecer la opinión pública, que primero se encontró incapaz de hacerse oír y después, muy rápidamente, incapaz siquiera de formarse. Esto entraña, evidentemente, importantes consecuencias en la política, las ciencias aplicadas, la justicia y el conocimiento artístico.

La construcción de un presente en el que la misma moda, desde el vestuario a los cantantes, se ha inmovilizado, que quiere olvidar el pasado y que no parece creer en un futuro, se consigue mediante la incesante transmisión circular de la información, que gira continuamente sobre una lista muy sucinta de las mismas banalidades, anunciadas de forma apasionada como importantes noticias; mientras que sólo muy de tarde en tarde y a sacudidas, pasan las noticias realmente importantes, las relativas a aquello que de verdad cambia. Conciernen siempre a la condena que este mundo parece haber pronunciado contra sí mismo, las etapas de su autodestrucción programada.