2) Recopila la mayor cantidad de datos posibles acerca de la detención: hora, lugar, circunstancias, cuerpo policial al que pertenecen los funcionarios que realizaron la detención, motivos que alegaron para la misma, descripción y placa del automóvil en el que lo movilizaron, etc.
Selecciona y digitaliza una fotografía de la persona detenida, en donde se vea su rostro con nitidez.
4) Acude a las organizaciones de derechos humanos locales. El trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales en la materia, es prestar asesoría gratuita a las víctimas, familiares y allegados de víctimas o potenciales víctimas de violaciones a los derechos humanos. Sin embargo, ellas no podrán ayudarte si tú no las contactas y realizas la denuncia. Ellas te asesorarán y te darán apoyo jurídico y psicológico.
5) Denuncia la situación en medios de comunicación y redes sociales. A diferencia de las dictaduras latinoamericanas de las décadas pasadas, ahora es casi imposible para los gobiernos esconder las violaciones a los derechos humanos.
La visibilización de su faceta represiva es algo que incomoda a todos los gobiernos, y a nivel internacional socava la imagen que construyen en base a la diplomacia y el dinero. Acude a todos los medios de comunicación tradicionales y alternativos, acompañado de un pendrive o cd en donde tengas todos los recaudos que avalen tus afirmaciones, incluyendo fotografías del detenido o detenida. Redacta un texto donde de manera clara y concisa realices una narración del hecho y el estado actual del detenido/a, y envíalo por internet a tus contactos y las redes sociales en donde participes. Visita www.indymedia.org, una página de publicación abierta para activistas, y cuelga tu denuncia en todos los indymedias de habla castellana.
6) Participa en acciones colectivas de otras personas privadas de libertad. Si los anteriores pasos son efectivos realizados individualmente, su impacto es mayor si son realizados de manera conjunta por personas que se encuentran en la misma situación. Contáctalos y plantea la necesidad de actuar en conjunto. Todas las grandes organizaciones de derechos humanos que hoy conocemos, como Amnistía Internacional por ejemplo, empezaron cuando un allegado a una víctima contactó a otro en la misma situación y empezaron a pensar y actuar juntos y juntas.
Incluso, es una manera de no sentirse solos y solas, e impotentes ante la situación.
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